Sin duda alguna, la tendencia victoriana vuelve – cargada de novedades y sorpresas – para quedarse. Para aquellos que no lo conozcan, se trata de un estilo inglés que, sin llegar a los extremos decorativos y ostentosos de su predecesor el barroco, también incluye elementos vistosos, una extensa gama de colores y una gran cantidad de materiales lujosos. En definitiva, recrea la moda de los palacios ingleses de la época victoriana.
Para los amantes de los cambios que quieran llevar la decoración de su casa a un nuevo escenario, tratamos los principales puntos de referencia de esta tendencia.
El papel de Inglaterra
Inglaterra es uno de los principales actores de Europa. En el mundo del interiorismo y de la decoración, por ejemplo, Reino Unido tiene un peso muy importante, especialmente si nos remontamos al S.XIX, época en la que el estilo victoriano tuvo su máximo esplendor.
Por aquel entonces, los colores más recurrentes para adornar los palacios en los que se hospedaba la nobleza, eran el blanco, el gris y el beige que se complementaban con otros más oscuros como el ocre, el azul o el verde.
Actualmente los tonos siguen siendo los mismos. No obstante los colores pastel – como el rosa palo – así como los chillones – como el fucsia – han ido ganando terreno.
Lujo en materiales y telas
Tanto en los materiales textiles como en las estructuras, el estilo victoriano cuenta con un notable número de elementos recargados. Las telas y los sofás están impregnados con potentes estampados que dan color y vitalidad al resto de los elementos que, como siempre, deben estar en armonía con el conjunto.
Techos altos y luz blanca, otro key point
La luz y los techos son importantes si queremos recrear un estilo victoriano como los de antes. Por norma general, las molduras y piezas decorativas combinan con el techo, mientras que la luz proviene de grandes lámparas que sitúan el centro de la estancia.