La decoración es un punto clave y a tener en cuenta cuando uno entra a vivir en una nueva vivienda. Gracias a ella se pueden conseguir espacios únicos y maravillosos – indiferentemente de si el espacio del que disponemos es grande o más bien pequeño –.
En este post nos vamos a centrar en las habitaciones para niños dado que, desde bien pequeños, es recomendable que dispongan de un espacio propio en el que se sientan cómodos. Un espacio con tonos claros, luz natural, zona de estudio… son algunos puntos clave que no se deben pasar por alto dado que, bien trabajados, pueden repercutir positivamente en el menor.
Distribución del espacio de estudio
Es necesario que todos los niños siempre dispongan de su propio dormitorio y, además, de una zona habilitada para el estudio. Esta última puede encontrarse dentro de la habitación o bien en otra área del inmueble.
Los padres son los que deciden en función de lo que creen más óptimo. Una zona de estudio en su propia habitación les permite estar más cómodos, relajados y sin ruido. No obstante, a los padres les impide tenerlos muy vigilados. En cambio, si la mesa de trabajo se encuentra en el salón, sí se puede ejercer mayor control sobre los pequeños, para saber qué están haciendo.
La importancia de la luz
Decir que los niños se distraen con mucha facilidad es una realidad que todos conocemos. Por ello, es necesario que el lugar habilitado para su estudio contenga las mínimas distracciones posibles y, si puede ser, disponga de luz natural.
Cuanto más cómodo y agradable sea su espacio, mejor. Una mesa grande, un sillón cómodo, estanterías para tener ordenados libros y otros materiales…
Su pequeño gran espacio
Para que su espacio sea único hay que tener en cuenta varios factores:
- Que sea libre de ruido y distracciones: sin tele, música, videojuegos u otras distracciones de este estilo
- Que disponga de todo el material necesario a mano (lápices, libros, colores, pegamento, tijeras…)